Postby consuelosi69 » Tue Mar 23, 2010 8:52 pm
El día había empezado regular debido al encontronazo con los cazadores pero había acabado mucho peor.
Al regresar al campamento, no sólo tuvo que enterrar a uno de sus hombres, si no que se encontró en él con un antiguo criado de su padre, viejo veterano de guerra como muchos otros en ese malherido Imperio. Después de la alegría del encuentro y de saber cómo le había encontrado, el sirviente le comunicó la muerte de su padre acaecida semanas atrás y con esa noticia le entregaba las pistolas de duelo de su padre, que a su vez había recibido de su abuelo, y con otra aún más dolorosa noticia.
Según le contó el criado al poco de salir de Averland, mientras hacía un alto en una taberna, cenó con un mensajero que se dirigía allí de dónde él había partido, para comunicar a la familia Von Speez la muerte de uno de sus miembros, la joven Leopolda, que había tomado los hábitos de Sigmar y que había resultado muerta según decía, por una extraña raza de hombres rata en las proximidades de Atalheim.
La poca esperanza que en Reiner anidaba murió en aquel instante, y la desesperación se apoderó de él, al tiempo que la ira y la venganza nacía en el seno de su alma, prometiéndose a sí mismo que vengaría la muerte de Leopolda.
Tan ensimismado estaba, que no advirtió siquiera que sus halflings habían aparecido con un nuevo miembro, un halfling que inmediatamente se puso a concinar ante la antenta mirada de Oskar y lo demás.
Prepárate Wes, que mañana voy a vengar a Leopolda.