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Listas de 1500 puntos e inscripción antes del 30 de Octubre al correo victomas85@hotmail.com
Primera partida (9:00): Asedio a la ciudad
Segunda partida (12:00): Avance narrativo
Tercera partida (16:00): Desenlace final
Sin coste para los miembros del club.
CONTEXTO:

Planeta Argantos Prime
Argantos Prime es un mundo forjado en los fuegos de la industria, hogar de inmensas ciudades colmena que se elevan hasta los cielos con sus torres góticas de metal oxidado, bajo las cuales yacen los barrios bajos, oscuros y en ruinas. Desde el inicio de la Gran Cruzada, este planeta ha sido clave para la manufactura de armamento y suministros que nutren la maquinaria de guerra del Imperio. No es un planeta hermoso; sus cielos están teñidos de un gris perpetuo por las emisiones tóxicas de las fábricas, y sus mares son lagos de productos químicos y residuos industriales. Aun así, es una joya estratégica de la humanidad, cuyo control puede inclinar la balanza de poder en la galaxia.
La Ciudad Colmena de Helior
Helior es la mayor ciudad colmena de Argantos Prime. Desde sus espirales superiores, se divisa el extenso desierto de polvo ferroso que rodea la urbe. Helior, como otras ciudades colmena, se divide en estratos. Las zonas más altas son habitadas por las élites gobernantes, mientras que, más abajo, en las entrañas de la ciudad, viven y mueren millones de trabajadores, alimentando las fábricas día y noche. El viento que sopla por las calles de los sectores bajos trae consigo el sonido lejano del conflicto que crece en las fronteras de la ciudad, como una advertencia de la inevitable tempestad.
Situación Actual
La herejía de Horus ha desatado el caos en el Imperio, y ahora, Argantos Prime está al borde de la destrucción. Traidoras legiones de Astartes, alineadas con Horus, han puesto sus ojos en el planeta, buscando tomarlo para interrumpir el flujo de suministros hacia las fuerzas leales. Los cielos de Helior han sido oscurecidos por las naves de transporte de las fuerzas traidoras, cuyo descenso en la superficie es el preludio de un asedio colosal. Entre los invasores se encuentran las huestes de la Legión de los Guerreros de Hierro, expertos en la guerra de asedio, acompañados por renegados y cultos de la disformidad que corrompen todo a su paso.
El Comandante
Capitán Acastus Darnel de los Puños Imperiales observa desde la torre de comunicaciones de Helior. Bajo su casco marcado por las cicatrices de incontables batallas, su rostro refleja la dureza de la guerra. Está al mando del contingente de los Puños Imperiales desplegado en Argantos Prime. Para él, defender esta ciudad colmena no es solo una cuestión de deber; es un mandato del Emperador, una promesa de lealtad inquebrantable. Desde los días en que Rogal Dorn, su Primarca, le instruyó en las tácticas defensivas, Darnel ha comprendido que en cada guerra, lo más importante es mantener la posición hasta el último hombre, sin importar las probabilidades.
La ciudad de Helior ya ha comenzado a sentir el peso del ataque. Los Guerreros de Hierro han lanzado oleadas de artillería desde las afueras, intentando abrir brechas en las murallas de la colmena. Los estruendos de los impactos resuenan a lo largo de los corredores y niveles de la ciudad. Los Puños Imperiales han erigido fortificaciones y búnkeres adicionales en los puntos clave, pero la presión aumenta día a día.
La Señal de Auxilio
El capitán Darnel, con un movimiento lento y metódico, se inclina sobre la consola de comunicaciones. Los comunicadores han estado fallando desde que las fuerzas traidoras comenzaron a desplegar interferencias, pero todavía tienen una frecuencia segura. El pulso de la señal es la única esperanza de atraer refuerzos antes de que Helior caiga. Darnel ordena transmitir un mensaje de auxilio, pidiendo ayuda a todas las fuerzas leales en el sistema. El mensaje se dispersa en el vacío del espacio: “Aquí el capitán Acastus Darnel de los Puños Imperiales, defensores de Argantos Prime. La ciudad colmena de Helior está bajo asedio. Requerimos refuerzos inmediatos. El enemigo nos supera en número, pero nuestra determinación es eterna. El Emperador protege”.
Lo que Darnel no sabe es que, al enviar este llamado, no solo atraerá a fuerzas aliadas. Desde los rincones más oscuros del sistema, llegan también las flotas de aquellos que buscan destruir al Imperio desde dentro. Entre las respuestas recibidas, naves de la Death Guard y de los Devoradores de mundos se dirigen también hacia Argantos Prime, buscando aprovechar el caos y la confusión.
El Asedio
Los días siguientes al envío de la señal son una pesadilla de acero y fuego. Los Guerreros de Hierro, con sus implacables motores de asedio, continúan martillando las defensas de la ciudad. Un inmenso Titán traidor, de la Legio Mortis, se ha unido al ataque, sus pasos sacuden el suelo de la colmena y sus armas devastan torres enteras de los niveles superiores. Los defensores, sin embargo, no flaquean. Los Puños Imperiales, maestros de la defensa, luchan con una disciplina inquebrantable. A cada embate, responden con fuego certero y explosivos en los puntos estratégicos, frenando el avance enemigo.
Darnel ha desplegado todas las escuadras disponibles: desde los devastadores atrincherados en los niveles superiores hasta los terminadores protegiendo los accesos clave. Entre los defensores, también hay auxiliares humanos, soldados regulares que luchan con desesperación sabiendo que el fin puede estar cerca. En los túneles subterráneos de la colmena, se han apostado francotiradores y escuadras de combate cuerpo a cuerpo, listas para repeler incursiones traidoras que intenten abrirse paso por las alcantarillas.
La Llegada de los Refuerzos
Al décimo día del asedio, las naves de los refuerzos comienzan a llegar. Primero, pequeñas naves de asalto de la Legión Alfa, que intentan aterrizar en los sectores abandonados de la ciudad, pero son repelidas por las baterías antiaéreas. Luego, llegan los Amos de la Noche, cuyas naves se mezclan en la atmósfera oscura de Argantos Prime, tratando de sembrar el miedo entre los defensores. Sin embargo, el Capitán Darnel no se inmuta; su lealtad al Emperador es absoluta y su deber es claro.
Finalmente, entre la marea de enemigos, llegan las naves de los Salamandras y de la Guardia de la Muerte, ambas legiones leales que han respondido al llamado. Descienden con furia sobre las posiciones traidoras, rompiendo líneas enemigas y enviando un mensaje claro: Argantos Prime no caerá sin una batalla a muerte.
El Capitán Darnel, desde su posición en lo alto de la torre de comunicaciones, observa los cielos cargados de batalla. Su voz resuena en la línea de comunicaciones de los Puños Imperiales: “Hermanos, el enemigo está aquí, pero no estamos solos. Resistiremos hasta el último aliento. Por el Emperador, por Rogal Dorn, por Argantos Prime”.