Atalaya Vigía

Al viejo estilo, vengo a contaros un poco cómo ha ido el Torneo I-XXIII de Infinity organizado en la tienda Odisea Games.

Como habréis visto por aquí, hace un par de meses que estoy volviendo a Infinity, un juego que me encanta jugar pero en el que no es fácil ganar salvo que lo juegues habitualmente. Y en eso me he empeñado, en aprender por la vía dura y meterme una partidilla a la semana y apuntarme a un torneo/evento al mes...

De momento me he dejado caer tanto por el Nuevos Comienzos que se organizó en el club, como por este primer torneo del año organizado en Odisea.

El caso es que allí me planté, con apenas 7 partidas a mis espaldas, con una única lista de Starmada (lo habitual en torneo es llevar dos, pero ya se me hace difícil manejarme con una, imaginad dos).

Mi lista basaba su estrategia en la potencia del Zeta, el TAG de O-12, acompañado de un Lambda con Yudbot por si hiciera falta arreglarlo.
Además, un Security Fireteam con francotirador Kappa para defender en turno reactivo, un teniente Raveneye y un Bluecoat (además de un paramédico).
En la media mesa confiaba en un Crusher con lanzamisiles ligero y Casanova. Ambos me habían dado buen resultado en las pruebas previas al torneo.
Un Cyberghost y un Fuzzbot eran mi potencia hacker (subsistema que no sé manejar, como se pudo ver durante el torneo), mientras que mi único visor (de nivel 1) era y un Psi-Cop que podría llegar a enlazar llegado el caso.

Mi primera partida me enfrentaba a los temibles Shasvasti.
Los alienígenas del Ejército Combinado son famosos por ser un ejército donde el sigilo y el camuflaje son las principales bazas. Ataques sorpresa, señuelos... sus señas de identidad.
La lista de cortesía, donde apenas aparecían un puñado de tropas, constaban que el enemigo guardaba varios ases en la manga.

Sin embargo la partida no me fue nada mal. En su primer turno, mis tropas reaccionaron causando numerosas bajas en ORA. El francotirador Kappa y el Crusher se bastaban para eliminar prácticamente a la mitad del ejercicio rival, ante la desesperación de mi rival (majísimo por otro lado), que veía como también sus intentos de eliminar a Casanova en cuerpo a cuerpo fracasaban.
Por desgracia, el tiempo pasaba rápido y sólo podría jugar un turno activo.
Fui conservador, pues no quería arriesgarme a perder muchas tropas. La aparición de uno de sus pesos pesados oculto en un edificio con muy buenas vistas hacia que apenas pudiera moverme. Hice algunos intentos de eliminarlo, pero me costaron el Crusher y alguna tropa más y no podía permitírmelo.
La partida acabó con un balance muy positivo a mi favor en cuanto a tropas destruidas... pero su despliegue avanzado le permitía tomar el centro de la mesa y hacerme perder la partida por un 4-1 (que no se reflejaba en las bajas).
Mi rival supo jugar mucho mejor que yo la misión y manejarse en la adversidad. Yo, mientras eliminaba a sus tropas, apenas era capaz de entender lo que decían mis cartas de misión


El despliegue de mis tropas, dominando las líneas de fuego.


El francotirador Kappa, apoyado por el paramédico, se mostró intratable. Los bonificadores del Fireteam me daban mucha ventaja en reactivo.


El Crusher con despliegue avanzado, lanzamisiles ligero y su mimetismo -3, se han convertido en una de mis unidades estrella en la media mesa.



Casanova no tuvo mucho trabajo, pero despachó a quien se le acercó con facilidad...

Tras una primera derrota que no me dejaba malas sensaciones, me enfrentaba en la segunda ronda contra una lista Ariadna muy parecida a la anterior en cuanto a su planteamiento.

En este caso, mi rival jugaba el sectorial Tartary Army Korps que no tenía nada que envidiar en número de camuflados y despliegues ocultos a los Shasvasti de la primera ronda.
Sin embargo, el principal problema aquí es que la mesa no me permitía dominar las alturas ni controlar los pasillos de fuego... porque no los había.
Eso permitía a mi rival avanzar con sus tropas sin oposición y meterse hasta la cocina donde, por cierto, yo había desplegado de forma lamentable, permitiendo que el enemigo eliminara a todo mi Fireteam de un sólo plantillazo.

Tras el primer turno de mi rival (que por cierto, en tres partidas no conseguí ir primero en ninguna) apenas me quedaban fuerzas con las que defenderme. Sólo el TAG y alguna otra tropa suelta me permitían defenderme a duras penas y acabar el primer turno 2-2.
Pero el resultado era sólo un espejismo. Mi rival sabía bien lo que hacía y los dados no acompañaban mis tímidos intentos de defenderme.
Tras el segundo turno (y Tankhunter mediante) apenas me quedaban tropas en la mesa, y decidíamos dejarlo con victoria 6-2 para mi rival, otro chaval majísimo que lamentaba entonces no haber levantado el pedal del acelerador y haberme pasado por encima... Pero ninguna queja. Él no tenía por qué saber lo mal que yo jugaba


En estas heladas tierras me maté yo. No supe encontrar dónde situarme para tener alguna posibilidad de frenar el avance de mi rival.


No se podían poner peor, los pobres, ahí en fila esperando un plantillazo...


El Crusher desplegó todo lo alto que pudo, pero ahí tampoco veía a nadie, y tuvo una actualización a la altura de sus compañeros...

Tras dos derrotas y la sensación de que el torneo me quedaba muy grande, me veía abocado a la última mesa, luchando por la cuchara de madera.

En esta ocasión me enfrentaba a Adrián, dueño de Odisea (y un tío encantador) al mando de una lista generica de Haqqislam.
De nuevo me veía enfrentándome a multitud de marcadores de camuflaje, despliegues avanzados, algún despliegue oculto...
Pero a diferencia de la segunda partida, la mesa me permitía situar a mis tropas en posiciones defensivas, dominando de nuevo las líneas de fuego.
Además, en esta ocasión la misión era Aniquilación, donde no tenía que preocuparme por nada más que eliminar tropas enemigas.
Con estos dos factores a mi favor, la partida se inclinó rápidamente de mi lado.
Y no porque Adrián moviera mal sus haqqislamitas, sino porque en su intento por asaltar mis posiciones recibía severo castigo del francotirador Kappa, el Crusher y el Psi-Cop, que castigaban a todo el que osaba asomarse. Y eso a pesar de que mi rival utilizaba inteligentemente el humo y los visores multiespectrales...

En mi primer turno activo, decidía no complicarme y lanzar al Zeta contra el enemigo, y ahí los 5 dados de su cañón magnético hiperrápido no daban opciones a mi rival.

No se arredró mi rival, y a pesar de las numerosas bajas se lanzaba rabioso contra el Zeta, que acabaría cayendo. Pero el intercambio de fuego había sido muy favorable para mí, y apenas quedaban haqqislamitas que pudieran suponer una amenaza.
En el último turno Casanova se ponía el mono de faena y acababa con la ultima resistencia haqqislamita, acabando 9-1 a mi favor.

La partida estuvo repleta de anécdotas y momentos muy peliculeros y transcurrió de forma rápida y fluida. Yo la disfruté mucho, y se lo agradezco a Adrián, un rival estupendo.




Aunque el enemigo jugaba en casa, mis tropas dominaban de nuevo el campo de batalla, controlando los accesos a mi zona de despliegue.


El francotirador Kappa impuso de nuevo su ley, aunque en esta ocasión necesitó del paramédico prácticamente después de cada disparo


Adrián se llevó el premio al ejército mejor pintado con unos haqqislamitas muy resultones y meritorios. Casi daba pena matarlos...


El torneo acabó con victoria de Rolic, que venía desde Barcelona y que actualmente es el n°1 del ranking global de Infinity ITS. Casi nada la estrella invitada del torneo, ¿no?
Yo acabé arañando un quinto puesto, el del mejor de los peores, gracias a la última partida. Más de lo que merecía, sin duda.

Pero acabé muy contento. No tanto con el resultado o con cómo gestioné las partidas, sino con la gente con la que jugué, el ambiente del evento y lo bien que me sentí en Odisea.

Y sobretodo acabé con ganas de más, de seguir aprendiendo, de mejorar poco a poco y seguir asistiendo a torneos.
Y esa es la mejor sensación de todas, ¿no creéis?

Espero veros en las mesas en las siguientes

Grande esos policías polis! Te pusiste morado de sancionar irregularidades de armas prohibidas y equipo chungo, eh!
Me alegro de esa grata experiencia, la verdad es que los torneos de infinity molan mil, y es una forma perfecta de conocer comunidad y coger mucha experiencia al jugar 3 partidas en un día.

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