Buena parte del éxito de esta estabilidad política la tiene su Presidente Vitalicio Dudú-Abún Paluwi, joven y prometedor sargento del ejército moshilandio que ganó las primeras y únicas elecciones de este emergente estado, y desde entonces maneja el timón del país con mano firme (demasiado firme según los observadores internacionales)
El gobierno del vencino país de Zumbundia, de ideología Marxista-Leninista desde el último golpe de estado apoyado por la URSS, no ve con buenos ojos la tiranía con la que Dudú-Abún dirije Moshilandia y sus subditos, pero sí que ve con buenos ojos las recientemente descubiertas minas de diamantes moshilandias situadas a escasos 100 Km de la frontera de la República Democrática Popular de Zumbundia.
Con la excusa de expandir el ideal Socialista y unir a los proletarios del mundo africano, el ejército Zumbundio ha comenzado a realizar incursiones en suelo moshilandio.
Tras los fastos del último cumpleaños de Dudú-Abún, el país se encuentra en quiebra absoluta y la población se prepara para una catástrofe humanitaria de tamaño desolador. Las tropas Zumbundias arrasan cualquier poblado que encuentran en su camino, con lo que la cantidad de refugiados moshilandios aumenta día a día.
La ONU, ha decidido enviar a varias tropas de pacificación a la zona, para controlar el suministro de alimentos a los campos de refugiados. Francia, como antigua potencia colonial de Moshilandia, ha enviado a un batallón de La Legión Extranjera para asegurar la llegada del convoy humanitario....




Un T55 del ejército de Zumbundia, en preparación
