Una bolsa de oro y la promesa de una buena pelea. Karr'Vanyr no necesitaba más para aceptar la tarea que el Mariscal Riftophen, Señor de Woldenhof, les encomendaba. Al fin y al cabo, su dinero empezaba a escasear y sin él a duras penas podría pagarse una cerveza en cualquiera de las tabernas que poblaban las civilizadas ciudades del Imperio.
El acceso al río subterráneo llevaba a un complejo de galerías infestadas de pieles verdes que Karr y sus compañeros no tardaron en eliminar a sangre y fuego. Habitación a habitación, estancia tras estancia, el grupo demostraba su experiencia en la exploración de mazmorras. La exploradora enana se aseguraba de que el camino era seguro antes de que el guerrero enano y el propio Karr irrumpieran en cada sala eliminando a cuantos enemigos se ponían enfrente. El cazador de brujas apoyaba desde la distancia con sus certeros disparos, mientras la hechicera elfa sanaba sus heridas.
Así, tras no pocas peripecias y rescatar al explorador halfling del otro grupo de aventureros contratados por Riftophen, llegaron a las celdas en las que el hechicero elfo estaba encerrado. Tras ponerlo en libertad, quedaba enfrentarse contra el kaudillo que lideraba a aquella partida de guerra orka y sus chamanes.
La batalla fue sangrienta. Los pieles verdes superaban en número a Karr y el resto de su grupo. La exploradora enana cayó muerta ante el empuje de los orkos, mientras el resto del grupo resistía a la desesperada. Era necesario arriesgar la propia vida y así lo entendieron todos. Lanzándose al combate, la maga elfa, el cazador de brujas y el explorador halfling lograron llamar la atención del poderoso kaudillo, dando un tiempo vital para que Karr y el enano pudieran acabar con él. Trabajo de equipo. Combatimos juntos, morimos juntos... y sobrevivimos juntos.
Partidaza épica. Por mi parte, estoy deseando repetir. Gracias por organizarlo y a los compañeros de partida por compartirlo.
Nos vemos en la próxima