Di Natale comandaba la brigada italiana, formada por dos batallones del 3er Regimiento de Infantería de Línea apoyados por la artillería regimental, seis compañías del Batallón Dálmata, hombres de la Guardia di Milano, varias piezas de artillería pesada y un contingente de caballería bajo las órdenes de los comandantes Sanzini y Mori (Dragones de la Regina, Cacciatori y Guardia d'Onore).
Frente a las tropas italianas, se oponía la alianza austro-prusiana, formada por varios batallones de landwher y mosqueteros prusianos, apoyados por un contingente de dragones, y elementos de una brigada ligera austríaca, grentzers, jagërs, caballería ulana y cañones montados.
Los austríacos formaron en el flanco derecho italiano, donde Di Natale había decidido no desplegar tropas, centrando el grueso de sus fuerzas frente a la colina que dominaba el centro del campo de batalla y con la caballería a la izquierda. Ambos ejércitos confiaban en flanquear al enemigo, si bien los italianos gozaban de mayor movilidad para ello.
El avance austríaco se vio dificultado por el temible aciertp de la artillería italiana, que mermaba sus fuerzas y obligaba a los ulanos a recomponerse una y otra vez.
En el centro, los prusianos y la infantería italiana avanzaban inexorablemente sobre la colina, confiados en obtener rapidamente el apoyo de austríacos y caballería respectivamente.
En el flanco izquierdo, la superioridad numérica italiana le permitía retener a los dragones prusianos y avanzar con los propios.
Conforme avanzaba la batalla, aumentaba el cansancio de las tropas y más evidente se hacía que tomar la colina no sería fácil.
Los mosqueteros prusianos se batían con la infantería italiana sin que ninguno de ellos obtuviera ventaja. El avance austríaco peligraba y parecía mostrarse insuficiente para decantar la batalla, como sucedía con una caballería italiana desgastada ante la férrea resistencia de los lamdwher prusianos.
Los oficiales ordenaron un último asalto antes de que cayera la noche y hubiera que retirar a las tropas. El empuje austriaco se diluyó finalmente ante la resistencia de los milaneses y la artillería, que cerraban el acceso a la retaguardia italiana.
Los dragones prusianos ponían en desbandada a los cacciatori italianos en un enfrentamiento ajeno a la batalla principal.
En el centro, el batallón dálmata pasaba a la bayoneta a otro batallón landwerh, pero los mosqueteros prusianos aguantaban, ocultos en la ladera norte de la colina, el empuje del 3o de Infantería de Línea italiana.
La batalla concluía sin que nadie fuera capaz de reclamar la codiciads posición...
Pues por muy redundante que pueda sonar... ¡PARTIDAZA!
Disfrutamos de lo lindo de una batalla muy estratégica, con movimientos calculados y cargas arriesgadas.
Lo mejor que podía pasarnos a ambos era acabar en un amistoso empate...
...que preceda a un nuevo enfrentamiento en el que todo está todavía por decidir!!
