Partida VI – La cacería (Custodes Vs Drukari)

Subforo para la campaña realizada en Atalaya de Warhammer 40k

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Vidente Gris Sleekit
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Partida VI – La cacería (Custodes Vs Drukari)

Postby Vidente Gris Sleekit » Sun Jul 29, 2018 5:48 pm

Partida VI – La cacería
Escenario: Los cañones nos descansan
Ejércitos:
Adeptus Custodes de Juez de Almas
Drukhari de Vidente Gris Sleekit
Puntos: 1.500
Trasfondo:
Los espías de Asdruval Vect llevando tiempo siguiendo a varias partidas de Adeptus Custodes con el fin de “capturar” varios de ellos para su entretenimiento y estudio.
Al recibir informes de que todo un ejército de ellos se encuentra en el planeta de Atalaya I, deciden asaltarlos cuando los Custodes se encontraban en camino de cumplir la misión que el Emperador de la Humanidad les había encomendado.

Ejércitos:
Custodes:
Capitán
Capitán
3 Custodes (2 alabardas y 1 escudo)
3 Custodes (2 alabardas y 1 escudo)
3 Custodes (todos alabardas)
3 Motos
Portaestandarte
Land Raider

Drukhari:
Arconte
Arconte
10 Guerreros con lanza
10 Guerreros con lana
10 Guerreros con 2 blaster y agonizador
Devastador
6 Mandrágoras

Sucubo
Sucubo
8 Brujas con agonizador
8 Brujas con agonizador
8 Brujas con agonizador
Señor de las Bestias
5 Bestias de la Disformidad
Incursor

Hemónculo
Hemónculo
5 Wraits
5 Wraits
5 Wraits
Talos

Vidente Gris Sleekit
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Re: Partida VI – La cacería (Custodes Vs Drukari)

Postby Vidente Gris Sleekit » Sun Jul 29, 2018 6:22 pm

Desarrollo:

La noche era cerrada, los Custodes habían llegado a aquél paraje desértico en busca de una señal que sus cogitadores habían detectado como potencialmente correspondiente al artefacto que motivaba su misión.

Ondas sonoras llegaban desde seis puntos distintos de la ciudad derruida, el Capitán Escudo Herelion decidió dividir sus fuerzas en varios grupos para explorar la zona y abarcar mayor territorio, confiaba en la destreza de sus hombres para afrontar cualquier peligro que pudiera surgir.

El hermano Adgran escaneaba el territorio desde su moto custodio cuando un gran haz de luz negra como el abismo voló directa hacía él, solo tuvo una oportunidad para fintar su moto y conseguir esquivarla por tan solo unos milímetros. Sus hermanos también lo habían visto y al unísono dispararon sus armas al lugar de donde procedía el disparo.

Gritos de agonía y puro placer llegaron desde sus oscuros enemigos, mientras unas sombras aullantes y enloquecidas se lanzaban sobre sus monturas, derribando a dos de los hermanos. Todo eran gritos y sangre, apenas podía conseguir enfocar de forma nítida a uno de sus enemigos, que eran aquellas cosas con miradas sin alma y con una sonrisa extraña en su rostro?.

Adgran no podía aguantar más, aceleró a todo lo que su moto daba y salió disparado dejando atrás a sus enemigos, entonces pudo ver todo algo más claro, hordas de torturadas criaturas cargaban sobre la escuadra Martillo del Emperador, y aunque se mantenían firmes parecían que serían engullidos por aquellos enloquecidos seres.

En el centro del campo de batalla, el Land Raider cargaba en ayuda de sus hermanos de batalla y descargaba sus tropas cargando a la batalla entre gritos de guerra y cantos al emperador.


El Arconte Nazar El Degollador, miembro de la corte del mismísimo Asdrubal Vect, dirigía metódicamente a sus fuerzas de incursión con el único fin de capturar a varios de aquellos gigantes de dorada armadura.

Decían ser los mejores guerreros del Emperador y en verdad lo parecían, con cada uno de sus golpes partían varias de las criaturas producto de las oscuras artes de los Hemónculos, pero solo para ver como volvían a recomponerse y asaltarles con mayor vigor si cabía.

“Soltar a las brujas”, aquel era el momento. Había mantenido a sus mejoras gladiadoras en la telaraña a la espera de tener rodeados a los Adeptus Custodes, cuando estos creían empezar a ganar, varias docenas de guerreras de la Cábala de la Pena Roja les asaltaron, tumbando a varios de los guerreros en sus redes monofilamento y mientras las hordas de grotescas criaturas del Culto de los Profetas de la Carne seguían entreteniendo al grueso de las tropas custodes, las brujas y sus nuevas presas desaparecían en sus veloces incursores.

Nazar había sido herido en su combate con el Capitán Monkeig, pero nada que sus Hemonculos no pudieran resolver, casi había disfrutado cuando la gigantesca alabarda le había seccionado uno de sus brazos, hacía miles de años que ya no sentía dolor, solo el placer del sufrimiento.

“Vect estará contento con nuestra cacería”, chillaba desde su incursor a la Señora de la Pena Roja, mientras esta le sonreía sádicamente.

Poco esperaba que aquella primera incursión en Atalaya I solo era una de las muchas que Vect tenía planeado para él y sus fuerzas de combate.


Pues victoria Drukhari pero no exenta de muchas bajas por ambos lados. La partida fue muy divertida y que duros son los Custodes, uffffff…


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