El despertar del Volcán - Trasfondo Karak-Raziak

[Gonart]

Los sistemas de túneles y espejos de la montaña iluminaban el majestuoso salón del trono de la fortaleza, donde nuestro gran Rey, Drakdall Byrn, atendía a los representantes de distintos gremios.

La solemnidad de la reunión se vio interrumpida cuando un enano de una edad muy avanzada se abría paso entre los consejeros del rey. Se trataba Burlok, líder de los sacerdotes rúnicos de la fortaleza, que venía del templo a Grimnir en la mismísima caldera del Volcán que alojaba la fortaleza.
El estudio del magma y las profecías rúnicas indicaban que el mismísimo Grimnir les advertía del peligro, y la creciente actividad volcánica confirmaba los presagios. Esos augurios no tenían precedentes desde la gran invasión del Caos miles de años atrás, cuando los Dioses Ancestros aún vivían entre nosotros. El Caos iba a avanzar.

Drakdall sintió de nuevo el gran peso de la corona sobre sus hombros. Miró los relieves de los dioses en la bóveda a decenas de metros sobre su cabeza, buscando consejo. El destino de su pueblo parecía ser siempre adverso. Apenas 100 años habían pasado desde el último gran conflicto, donde nuestros ejércitos ayudaron al Imperio en Hel Fenn, exterminando a los no muertos y así devolviendo algo del honor a su familia. El Clan Byrn juró hace siglos vengar a sus parientes del Pináculo de Plata y retomar su fortaleza, y nunca perdieron la oportunidad de luchar contra las huestes de no muertos.
Ahora, décadas después y habiendo creído liberadas las tierras de Sylvania de la influencia nigromántica, noticias de Talabecland informaban de la caída de la ciudad frente a los no muertos.

Su fortaleza no podía ignorar esa amenaza, y sus juramentos con los humanos les instaban a intervenir en las tierras del Imperio, aunque era difícil, tal como estaban sumidos en un conflicto civil. Los humanos eran un pueblo sin moral.

Por otro lado, los exploradores del sur informaban de que una partida de guerra de Ogros se había afincado en las proximidades de Zhuffbar, arrasando la región, y no había noticias de la fortaleza. ¿Eran simples mercenarios esperando un botín, o amenazaban el reino vecino? Debería destinar recursos para averiguarlo.

Y ahora las noticias del norte y los augurios de una invasión del Caos. Tiempos difíciles sin duda. Sin embargo, el deber de un Rey es mantener la calma, y hacer lo mejor para su pueblo. Ordenó reunir un ejército al mando de uno de los Señores de las Runas de la fortaleza, Dulin Melenagris. Una fuerza de reconocimiento recorrería las montañas de la zona hasta el Paso de Velyevobota, en la tierra del Kislev, y asegurar las defensas y pasos bajo la protección de su fortaleza. Mientras envió emisarios para conocer mejor la situación de las posibles amenazas, mientras organizaban los suministros para congregar un ejército si fuese necesario.

¡El volcán que presidía las montañas de la fortaleza rugía con fuerza, la misma fuerza y coraje de los enanos, Karak Raziak estará preparada para cumplir su destino!

Cronista real de Karak Raziak, año 2276 según la cronología imperial.