El serenísimo y muy honorable Protectorado de Glamborielle.

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Antes de la fundación del glorioso Reino de Bretonia existía, en lo que sería el actual territorio de Carcasonne, el ducado de Glamborielle. Durante las guerras contra los pielesverdes, que acabaron por unificar el país, este territorio fue arrasado por un waaagh muy agresivo. Los caballeros vendieron cara su vida y los bárbaros verdes quedaron muy debilitados, aunque no quedó nadie con vida por parte de los humanos y el feudo acabó siendo absorbido por los carcasonienses.

Actualmente algunos nobles afirman ser descendientes de aquellos infaustos caballeros, como el personaje que nos ocupa, Sir Gérard de La Rochemont.
Al descubrir su pasado y hacerlo público fue algo que no gustó a Jaspierre II, duque de Carcasonne. Esto mermaría el poder del actual duque porque le restaría territorios. Gérard al ser barón tenía a muchos caballeros bajo su mando y prefirieron seguir a su líder directo que a Jaspierre II, ya que ascenderían en el rango de la caballería al servir directamente al nuevo duque. Carcasonne, viendo que se le escapaba su férreo control sobre los nobles, les acusó de quebrantar sus juramentos de vasallaje, un auténtico deshonor, y les condenó al exilio.

Sir Gerard y sus seguidores fundaron en el extremo sur de los Reinos Fronterizos el Protectorado de Glamborielle. Se seguían considerando parte de Bretonia, pero fuera de ésta y sin el respaldo del rey no podía ser declarado duque. Así que, eligió la formula del protectorado, como declaración de intenciones y con el nombre del malogrado ducado del que se considera heredero.
Aquí, en el auténtico borde entre la civilización y la barbarie, el ambicioso barón recibe un flujo constante de los caballeros más aguerridos y hambrientos de gloria. En esta tierra el peligro es grande y el futuro del protectorado no está asegurado. Pero cuanto mayor es el riesgo, mayor es la recompensa, o al menos así lo creen los bretonianos.