Trasfondo Altos Elfos - La semilla plantada...

[Brutaldeluxe]

Filadan Lathain ascendía por las escaleras de la blanca torre meditando sobre los motivos por los que podría haber sido llamado.

Por más que le daba vueltas al asunto, no se le ocurría el por qué el gran maestre de la Torre Blanca de Saphery podría tener interés en su humilde persona: era un estudiante competente, sí, pero sin destacar sobre otros magos de su generación, que se habían ganado mayor aprecio de los maestros. Él era extrovertido, animado, tendente a sonreír con frecuencia y a mostrar un genuino deseo de acción, todo lo contrario a sus pares, altaneros, fríos y con poca tendencia a manifestar pasión. En su caso, no era casualidad que la disciplina arcana que había elegido era la de magia de batalla, ni tampoco lo era que, como aprendiz de Saphery, hubiera aprendido el camino de la espada, tal y como es costumbre en los maestros guardianes de Hoeth, protectores de la Torre.

Al entrar en la sala del gran maestre la estancia le impresionó: un gran espacio ricamente decorado con infinidad de tomos arcanos en sus paredes y ornamentos arquitectónicos del más puro refinamiento élfico. El gran maestre le esperaba tras su escritorio, de pie, mientras conversaba con alguien que permanecía de espaldas. Al principio Filadan no reconoció al personaje, pero rápidamente identificó uno de los objetos que portaba, y la respiración directamente se le cortó: el báculo con forma de luna que portaba el individuo no podía pertenecer a otro que a Teclis, el mayor archimago existente en todo el reino de Ulthuan, y probablemente en todo el Viejo Mundo.

- Bienvenido Filadan, dijo el gran maestre. Te estábamos esperando. Toma asiento. Todavía estupefacto y desconcertado, Filadan, con cierta torpeza, tomó asiento en la butaca que le indicó el gran maestre.
- Filadan, como ya sabrás, este es Teclis, archimago y gran protector de Ulthuan. Me ha solicitado ayuda para una misión concreta y le he comentado que tú eres el candidato que necesitamos, dijo el gran maestre. Maestro Teclis...

Teclis era delgado y pálido (más allá de lo que es habitual en los elfos), hasta el punto de que parecía un personaje débil, impropio de lo que su fama proclamaba. Sin embargo cuando comezó a hablar, Lathain comprendió que era mucho más de lo que aparentaba, y su debilidad física era compensada por una fuerza interior y una determinación como jamás había visto. La voz de Teclis guardaba en su interior una templanza y una sabiduría milenaria, y Lathain comprendió que su respuesta, sea lo que fuera lo que el archimago le pidiera, sería un sí.

- La familia Lathain, tu familia, es conocida en Ulthuan por mantener desde hace generaciones relaciones comerciales con los hombres de la península de Tilea. Tu padre fue capaz de tejer importantes relaciones diplomáticas en cada uno de los puertos y ciudades-estado de Tilea. ¿No es así? preguntó Teclis.
- En efecto, respondió Filadan, mi familia lleva más de 150 años comerciando con los tileanos, e incluso hemos llegado a abrir una delegación comercial en la ciudad de Miragliano. Mi padre llegó a conocer a 4 generaciones de humanos, y con todos ellos ha llevado a buen termino las no siempre sencillas relaciones entre humanos y elfos. Los hemos llegado a comprender mejor que muchos otros habitantes de esta isla que los desprecian por las limitaciones de su corta vida y sus primitivas tradiciones
- Excelente. Sabía que el gran maestre elegiría a nuestro candidato sabiamente, dijo Teclis mientras le dirigía una mirada de aprobación al maestre. Habéis pues de saber que Ulthuan os ha elegido para una importante misión diplomática: una sombra de muerte crece en el sur, en las áridas arenas de Arabia, y las Tierras Fronterizas son cada vez más inestables. Necesitamos ayudar a Tilea a defenderse de esos peligros, manteniendo así la relación de amistad y provecho entre ambos reinos. Cuanto más estables sean estos reinos humanos, más seguras serán las costas de Ulthuan. Ellos no lo saben, pero en el fondo los humanos son nuestra primera linea de defensa. Y debe seguir siendo así.

FIladan Lathain comprendió que el plan de Teclis no era sino un tapiz en el que él no era mas que un jirón de tela más. ¿Arabia?¿las Tierras Fronterizas?, pensó, eso está a miles de kilómetros de Ulthuan. Las complejas e intrincadas relaciones diplomáticas tejidas por Teclis veían mucho más allá de sus costas, y él acababa de entrar de lleno en ellas... no se le ocurría un mayor honor ni un mayor orgullo.

- Como sabes en Tilea, cerca de Remas, existe una antigua torre élfica llamada La Aguja del Alba. Todo está dispuesto para que se permita proceder a su reconstrucción, y a que un contingente de tropas élficas more de manera permanente en Tilea. Una vez allí deberás hacer uso de tus habilidades diplomáticas y de las buenas relaciones de tus familia en la zona para ir consolidando nuestra presencia, aumentando de forma paulatina nuestras tropas. Es necesario estar preparados para ayudar a Tilea cuando sea preciso. Yo cuento contigo. Ulthuan cuenta contigo...

El gran maestre le informó a Filadan que un contingente de tropas ligeras le acompañarían para comenzar la misión: unos guardianes del mar de Lothern, unos jinetes ligeros de Elyrion, unos cuantos guerreros sombríos, y como guardaespaldas suyos un contingente de maestros de la espada de Hoeth. Dispondría de una semana para hacer los preparativos y dejar en orden sus asuntos. Tras ello, partiría de los puertos de Lothern en dirección a Tilea.

Cuando salió de la gran sala, Filadan supo que ya nada sería igual, y que volvería a Ulthuan cargado de honores... o de vergüenza