1 de Abril de 1879, Tras la desafortunada invasión de Sudáfrica por parte del General Thesiger que desembocó en la masacre de Isandhlwana, el Gobierno británico decidió intervenir en la zona para auxiliar a las tropas que habían quedado atrapadas en Eshowe por las enfurecidas tropas de Cetshwayo.
Bajó un sol abrasador la columna del General Chemlsford avanzaba pesadamente hacia Eshowe con la esperanza de salvar a las tropas de Pearson que se encontraban sitiadas. Habían salido desde Covington la mañana del día anterior y todavía les quedaban 3 días de marcha, pero la moral de las tropas era muy baja. A la vista, interminables llanuras cubiertas de alfombras de hierba, casi tan altas como un hombre, ideales para las emboscadas y alguna colina ocasional. A pesar de las indicaciones y la insistencia de Johan Saar, periodista holandés en la zona, de que la ruta estaba libre de fuerzas zulús y que todo el ejercito de Cetshwayo se encontraba en torno a Eshowe, Chemlsford no se fiaba. La participación del ejército en esta zona estaba plagada de fiascos, y no pretendía unirse a la lista de oficiales derrotados y humillados por los indígenas. Envió a su limitada fuerza de caballería por delante para realizar tareas de exploración mientras el grueso compuesto por 2 regimientos de infantería (uno de ellos escocés), un regimiento de infantería ligera, 2 ametralladoras y la impedimenta, avanzaban en bloque. Un mensajero de la caballería de irregulares llegó al galope informando de columnas de polvo divisadas de en el horizonte. El cauto Chemlsford ordenó el alto inmediato. Aprovechó la pequeña colina rocosa que se encontraba a su izquierda y ordenó emplazar las ametralladoras y formar un perímetro en torno a ella. -"Sargento haga venir al Holandés, tal vez él pueda explicar de que se trata. Todos los hombres en formación de combate, que los irregulares y los lanceros regresen a la columna de inmediato". - Dos minutos después el sargento regresó compungido- " Mi señor, no hay ni rastro del periodista, ha desaparecido..." - ".... Fíate de un periodista..., Muy bien Señores, esto empieza muy bien...
Con un rugido que se oyó por toda las llanura los guerreros zulús aparecieron de las enormes formaciones de hierba poniendo en un compromiso a la caballería inglesa. Por el otro flanco más guerreros a la carrera, levantando la polvareda que habían divisado.
La columna británica organiza su perímetro en torno a la colina, que sería recordada como la "Hicks Hill"
En el flanco derecho zulú, los guerreros más jóvenes se abalanzan a la carrera contra los ingleses.
Más guerreros zulú aparecen de las formaciones hierba, mientras la caballería británica, muy limitada y superada en número trata de regresar a sus líneas. La compañía de irregulares entra en desconcierto y no obedece las ordenes establecidas. Por el otro lado, desde la colina las ametralladoras comienzan a cantar y junto con el regimiento de rifles comienzan a causar las primeras bajas nativas.
Mientras los guerreros de Cetshwayo se acercan a las posiciones inglesas, la caballería sigue muy comprometida, el regimiento de irregulares, busca un hueco en el que introducirse, mientras los lanceros son cada vez más arrinconados hacia las colinas rocosas. En "Hicks Hill" el polvo provoca encasquillamientos continuos en las ametralladoras, por lo que el Teniente Hicks debe esforzarse continuamente con sus hombres en mantenerlas operativas. Esto, las formaciones de hierba, y el polvo provocado por hombres y caballos a la carrera da una tregua a los guerreros zulús, mientras los ingleses en formación cerrada esperan la oportunidad para disparar.
Con las lineas un poco más despejadas, las fuerzas británicas comienzan a realizar descargas ordenadas y efectivas. Las bajas en las primeras lineas africanas se acumulan, pero eso no detiene su avance. Mientras los irregulares encuentran al fin su hueco por el que escapar, a la media compañía de lanceros no le queda más remedio que luchar si quiere vivir. Se abalanzan sobre los jóvenes zulús y eliminan a la formación, pero es un ligero respiro, pues la oleada de enemigos es enorme, y su ataque apenas ha comenzado.
Las fuerzas africanas se van cerrando en torno a "Hicks Hill". Mientras las ametralladoras continúan teniendo problemas, los soldados deben bastarse con sus rifles. El regimiento de infantería ligera destaca por precisión, manteniendo por su cuenta a los africanos a raya. Estos que a pesar de las bajas continúan su avance con enormes muestras de valor, infundido por sus chamanes. Los soldados británicos comprueban como guerreros con varios impactos, e incluso sin algún miembro continuaron luchando.
Y el choque se produce. Los encolerizados guerreros de Cetshwayo alcanzan la línea británica. Llegados a este punto, bayoneta contra lanza, los nativos se encuentran en clara ventaja. A pesar del valor mostrado por ambas partes por cada zulú que cae aparecen 2 más, mientras que nada repone los huecos en las lineas inglesas.
En el extremo izquierdo del perímetro, mientras los irregulares se reorganizan, el regimiento ligero se granjeará fama de asesinos, fríos , pues descarga tras descarga, casi simultáneamente , provocan estragos entre los guerreros jóvenes que se les acercan.
Mientras los hombres luchan y mueren, Chemlsford, se desgañita tratando de imponer orden y disciplina. Los hombres luchan con coraje, pero el regimiento de infantería de línea acaba por deshacerse en una marea de sangre.
Desde su posición privilegiada, Hicks, observa impotente como se suceden los combates. Mientras la infantería con Chemlsford, luchan a muerte, la media compañía de lanceros se lanza a una carga casi suicida.
A pesar del agujero producido en la formación inglesa, el resto de unidades continúan luchando. Los lanceros se retiran del combate con bajas, pero han producido muchas entre los zulús. Por su parte en el centro los escoceses han repelido a los guerreros que los acosaban, aunque más refuerzos nativos se aproximan por detrás.
Cuando todo parecía perdido, las ametralladoras de Hicks, comienzan a retonar de nuevo, a bocajarro de los zulús mientras el resto de fuerzas continua luchando. A las espalda de los africanos el sol casi se ha puesto, y cuando menos lo esperaban los ingleses, los guerreros de Cetshwayo emprenden la retirada a sus posiciones originales.
Con la legada de la noche, una ligera calma se apoderó del campo de batalla. Los lamentos de los heridos y moribundos sonaban en todas direcciones, e imposibilitaba a los hombres descansar. Unas pocas horas después, rallando el alba, con los hombres aún en su puestos, el inconfundible sonido de hombres cantando se extendió por la llanura. Los guerreros zulús, recortados contra el cielo del amanecer cantaban y señalaban a los guerreros ingleses.
Hicks se acercó a Chemlsford, "Señor, esto puede no haber sido más que el ataque de prueba, el tanteo inicial. Estoy casi seguro que volverán a atacarnos." - "Yo estoy COMPLETAMENTE seguro de que volver a hacerlo, Teniente." - "Entonces, ¿No sería más prudente regresar a Covington, y reforzarnos?" - "Teniente, por mucho que volvamos a Covington no obtendremos refuerzos allí. No existen más fuerzas del ejército en esta zona del mundo, que lo que tenemos aquí o lo que sea que quede en Eshowe. Cualquier refuerzo que nos pueda venir tendrá que llegar desde Egipto, la India o incluso desde Inglaterra. ¿Cuanto que cree que pueden tardar? Eso. si no nos alcanzan antes de llegar a Covington" - "Hicks bajó la cabeza mientras Chemlsford miraba la masa de guerreros africanos"
"Sólo tenemos una opción Teniente, vamos a llegar Eshowe, sólo que creo que nos va a acostar más de tres días. Preparese Hicks, y por amor de Dios, que las ametralladoras no vuelvan a fallarnos.