Incluso dentro la propia Casa de las Sombras, circulan rumores y leyendas acerca de los
Delaque que aquellos miembros con menor conexión con la Psycotérica tildan de burdas
invenciones para pandilleros ignorantes. Aquellos más inmersos en la enigmática consciencia que
arropa al Clan, ciertamente saben darles valor.
Todo comienza con una llamada. No como aquella de la Cámara Estelar, que todo Delaque sabe
interpretar como la voz de los Silentes, sino algo distinto. Se rumorea que es un único
individuo el que lo percibe, un Fantasma o Maestro de las Sombras que abandona súbitamente
todo y se funde en las sombras de la subcolmena sin volver a ser visto. Sin embargo, su
historia no termina ahí.
Aventurándose cada vez más profundo a medida que la llamada se hace más fuerte, aquel
elegido encuentra un ornamentado altar con las formas obtusas y perturbadoras de la
arquitectura de los Delaque originales, y sobre él, una delicada máscara espejada con un único
ojo que le urge a tomar para sí.
Es indiferente cómo se llamase aquel llamado, aquel que vuelve de lo profundo resulta ser una
nueva creación. Ni siquiera aquellos que lo conociesen anteriormente son capaces de distinguir
su señal en la Psycotérica, su firma psíquica distorsionada hasta ser irreconocible. Sin
embargo, otros miembros de la casa no tardan en aparecer en torno suyo, reconociendo en su
subconsciente que es voluntad de la Casa actuar bajo las órdenes de esta figura enmascarada.
No queda claro hasta qué punto el Delaque mantiene su propia personalidad y cuánto de él ha
quedado sepultado bajo una voluntad mayor. Sea como fuere, parece obedecer órdenes de
alguien más, y aquellos integrantes Sombras que recién han sido inducidos en el clan se dan
cuenta con estupor que su líder no es verdaderamente el líder.
Cuando finalmente el destino alcanza a este individuo, su cara queda de nuevo al descubierto,
tan imperturbable como la de cualquier Delaque. La máscara, sin embargo, desaparece sin dejar
rastro, sin nadie que pueda reclamarla tras saquear el cuerpo.
Múltiples reportes a lo largo del Racimo Palatino y más allá han mencionado la presencia de
tales figuras liderando bandas de agentes Delaque en múltiples colmenas, y en ocasiones en
lapsos de tiempo tan cortos que no dan lugar a dudas de que se tratan de varios individuos.
De ser esto cierto, implicaría que hay un poder insospechado dentro de la Casa de las Sombras
que maquina dentro de la propia Casa, una voluntad que no parece estar supeditada por
completo a la de los Silentes pero que, por algún motivo, aún no ha desatado la ira de la
Cámara Estelar.
Una nueva máscara ha aparecido recientemente en varios callejones y antros de la subcolmena,
y una comitiva de agentes de la casa no ha tardado en formar una corte de sombras a su
alrededor, como unos Espectros de Obsidiana. Qué objetivos persigue y qué suerte le deparará
la subcolmena sólo los dioses lo saben, pues, por muy inhumanos que parezcan, y como reza el
dicho, “todo Delaque sangra con un cuando le disparas en el pecho”.